Día 11 Llegada a Tangalle.
Qué ganas teníamos de llegar a Tangalle, había leído maravillas de esta zona y desde luego que no sería para menos.
Por la mañana habíamos amanecido en Ella, habíamos hecho el trekking del Little Adam’s Peak y visitado muchas cositas por el camino, lo cual os lo cuento todo en el post de las Tierras Altas:
Había que comer y qué mejor que en uno de esos lugares a los que nos lleva Chami tan finos y elegantes jeje.
En esta ocasión pagamos 800 LKR con hormiguitas incluidas.
Como he dicho en mas ocasiones Sri Lanka es un safari en si mismo y es que no paras de ver todo tipo de animales por el camino. Llegando a Tangalle tuvimos que esquivar varias veces en la carretera a unos lagartos que cruzaban y mas adelante casi llegando fuimos detrás de una manada de Búfalos de agua que quizá se sumarían después a los que vimos en un humedal al lado de la carretera.
Llegar al Seven Turtles (el hotel donde nos íbamos a hospedar 2 días) no era fácil ya que teníamos que ir por un camino un ratillo pero mereció la pena totalmente porque el lugar era idílico.
Cuando digo idílico no me refiero a un hotelazo con todos los lujos que uno pueda imaginar, me refiero a un pequeño hotel escondido entre las palmeras con una piscinita con vistas a la playa, con construcciones de hojas de palmeras, totalmente integrado en la naturaleza y con la playa mas impresionante que he visto en mi vida totalmente desierta. Si flipé con la de Nilaveli esta está muy por encima de ella. Las playas del Indico son de escándalo y esta era muy pero que muy salvaje.
El hotel en cuanto lo vi en Booking lo tenía clarísimo y aunque era un pelín caro era allí dónde quería estar, además este lugar organiza visitas nocturnas para ver desobar a las tortugas pero cuando fuimos no era buena temporada.
La habitación con vistas al mar era estupenda.
Pasaríamos la tarde paseando por la playa, disfrutando de las increíbles olas que había (en ocasiones pensaba que Félix era tragado por el mar) y de la piscinita tan estupenda que teníamos.
El hotelito tiene restaurante y es estupendo con una variedad muy buena de comidas y muy muy rico todo, además durante el día tienen un pequeño chiringuito donde puedes pedir desde un plato de frutas tropicales o helado como diferentes cócteles y bebidas.
Para todas las comidas se hace en una cabañita de madera con vistas al mar y es una gozada por la noche cenar aquí con la luz tenua y el sonido del mar.
Día 12 Difrutando del Seven Turtles, Tangalle.
Ni nos movimos del hotel, se estaba taaaaan bien aquí que necesitábamos pasar todo el tiempo posible en este paraíso al que habíamos llegado.
Así que entre comer, beber, piscina, paseos por la playa y olas se nos pasó el día tan ricamente.
Cierto es que este mar no es para bañarse, no solo por el gran oleaje si no porque además tiene una resaca muy muy fuerte y a no ser que seas un experto nadador lo mejor es que no te acerques mucho y como yo no lo soy mejor me quedo en la orilla que estoy mas guapa 🙂
Nunca había visto olas dobles y os juro que muchas veces me acojonaba porque no veía a Félix por ningún lado, eso si, mientras yo sufría el se lo pasaba en grande.
Para nosotros fue una estancia inolvidable en un lugar donde nos sentíamos unos auténticos privilegiados por estar aquí. Siempre presente la devastación que hizo el Tsunami de 2004 no me puedo creer como de horrible pudo ser y ahora, años mas tarde resurge de las cenizas ofreciendo su mejor cara.
Un lugar para desconectar, olvidarse de todo y disfrutar. Un lugar inolvidable y precioso, mi playa favorita del mundo está en Tangalle.
Día 13 Tangalle – Galle – Negombo
El viaje llegaba a su fin y este era nuestro último día en el país ya que al día siguiente volaríamos hacia Maldivas (el mayor regalo para la vista).
Nos despedíamos de Tangalle con penita y nos dirigimos hacia Galle, una bonita ciudad colonial de los siglos XVII y XVIII.
En Galle pasamos la mañana recorriendo sus calles intramuros acabando en el fuerte. La mayoría de los edificios antiguos son de la época holandesa lo cual hace que adquiera un encanto especial ya que los tuktuk circulan por sus calles y el olor a especias impregna un ambiente casi único.
Había hambre, calor y cansancio, vaya día mas bochornoso, necesitábamos un parón. Tenía apuntado un lugar que recomendaba Lonely Planet, el Elita Restaurant donde ponía que había marisco fresco muy muy rico y no defraudó para nada, estaba impresionante todo.
Teníamos que retomar el camino ya que Negombo estaba un pelín lejos y de repente, apareció el caos y una abalancha de niños que salían de la escuela invadió las calles. Nos despedíamos de Galle con esta fantástica estampa.
Estas dos horas y media casi tres las hicimos del tirón por una carretera tipo autovía (la única del país). Llegamos a nuestro alojamiento en Negombo el cual tuve reservar el día antes (por un cambio de planes).
Nos despedimos de Chaminda, que penita porque habíamos pasado unos días maravillosos con el.
Salimos a dar una vuelta por la zona (estábamos a las afueras) y gastamos las últimas rupias en un fast food local muy cutre pero muy barato. Tuvimos que regatearlo porque no teníamos suficiente dinero (que desastre). El tipo que lo regentaba era un amor y nos consintió todo.
Se acababa nuestro viaje por este impresionante país, el viaje que mas he disfrutado nunca y del que me he traído unos recuerdos imborrables.
Se acababa un viaje y empezaba otro, una semana en las impresionantes Islas Maldivas. Toda la info aquí:
