Día 5 Guillin y las terrazas de arroz de Longsheng.
Nos habíamos levantado a las 4:30h de la mañana para coger el vuelo interno hacia Guillin que salía de Shanghái a las 7:30h y llegaba a Guillin a las 10:10h. Desayunamos unas galletas que compramos de una máquina expendedora y a esperar. Como solo disponíamos de un día en Guillin teníamos que exprimir nuestro tiempo al máximo posible y contacté con el hostel que habíamos reservado para esa noche, el Guilin central Hostel. Pacté con ellos que fuera un taxi a buscarnos al aeropuerto, nos llevara a ver las terrazas de Lonji (la gente normalmente sale a las 8 de la mañana de Guillin para ir a verlas) y luego por la tarde nos llevara de nuevo a Guillin. Se tarde en llegar 2:30h y luego allí el trekking suelen ser unas 4 horas más o menos así que íbamos con el tiempo muy justo. La entrada a los arrozales cuesta 90 yuanes por persona. Una vez dentro tienes un plano para organizarte el trekking, que no sirve de nada porque luego las indicaciones de los carteles no se corresponden con el plano. Dado el calor que hacía decidimos pagar para subir en funicular y así tener más tiempo para pasear y hacer el descenso con más tranquilidad pero antes teníamos que comer algo, estábamos muy hambrientos. Pedimos unos platos de arroz, unas patatas fritas un poco raras y dos cocacolas en un restaurante que está dentro del parque y nos cuesta todos 68 yuanes. Ya a tope vamos a hacer la cola al funicular y nos cuesta solo la ida 60 yuanes cada uno. Las cabinas tienen espacio para ir 4 personas dentro y te tienes que subir y bajar en marcha. Fue todo un acierto subir en funicular, no solo por el cansancio si no por las vistas que se venían ya que esos planos no los veríamos igual desde la cima.
Los bancales de la Columna del Dragón de Lonsgheng se extienden por una superficie de unos 15-20 kilómetros con lo que tendrás que elegir que zonas quieres ver. Nosotros al llegar tan tarde nos decidimos por las terrazas de Lonji en Ping’an. Estas se sitúan a unos 110 km de Guillin y tienen una historia de más de 700 años, cuando la población de la época empezó a modelar las montañas en forma de terraza para cultivar arroz.
Es una zona montañosa preciosa que merecen totalmente la pena y dicen que la mejor época es la primavera puesto que el arroz todavía no ha crecido mucho y el riego empapa la terraza haciendo una visión de espejo preciosa. Nosotros fuimos en agosto y me pareció una pasada, no me quiero imaginar cómo puede ser en primavera.
Una vez arriba del todo teníamos que elegir qué zona visitar puesto que hay varios caminos. Paseamos un poco por el mirador para ver el paisaje. También varios puestos de “souvenirs” chinos, especias, cuernos de animal y algo muy típico que nos encontraremos varias veces que es que te pones un traje típico para que te puedas hacer unas fotos. No me acuerdo lo que valía pero no me pareció caro.
El tiempo pasa volando y es muy importante estar atentos al reloj porque el descenso desde la zona donde te deja el funicular es de aproximadamente 1 hora, un poco más si no vas ligero. Merece la pena meterte por esos caminos y no bajar en funicular ya que todos los turistas chinos, la gran mayoría se queda arriba en el mirador haciendo fotos, y si te adentras un poco más puedes estar tú solo contemplando esa maravilla de paisaje.
A la hora acordaba con el taxista llegamos abajo reventados, porque no veas como sufren las piernas en el descenso, teníamos ganas de llegar al hostel pero nos quedaban 2:30h de camino que se me hizo pesadísimo porque el tío tenía a todo volumen una especie de Celine Dion china y entre eso y las curvas me estaba mareando mogollón.
El taxista solo hablaba chino pero conseguimos que bajara el volumen varias veces, porque al rato volvía a subirlo (igual pensaba
que no nos dábamos cuenta…). Con lo que le iba a pagar lo normal es que nos tuviera contentos no? El precio ya estaba establecido antes de que nos recogiese y serían 360 yuanes por persona por cogernos en el aeropuerto, llevarnos a las terrazas y devolvernos al hostel Guillin. No lo vi mal precio ya que hubiera sido imposible hacerlo por nuestra cuenta.
Con un tráfico horrible (a veces se forman unos atascos de flipar) conseguimos llegar al Guilin Central Hostel. Llevábamos desde las 4:30 de la mañana en pie pero solo paramos para tomar una ducha y cambiarnos de ropa para dar una vuelta por el centro de la ciudad y cenar en algún puesto callejero que recomendaba Lonely Planet.
El hostel estaba en pleno centro (256 yuanes la habitación doble una noche) y eso fue genial puesto que nada más salir estaba lleno de puestos de comida. Conseguimos encontrar un sitio que recomendaba la guía: Zhangzhong Youzhamang, no tiene cartel pero por las indicaciones que da pudimos encontrarlo. Ahí pedimos 6 brochetas, y junto con las que comimos en otros puestos estábamos ya satisfechos. Sólo faltaba la guinda del pastel… un masaje en los pies!!! Encontramos un sitio y por 80 yuanes nos hacían un masaje de pies durante una hora. Que daño nos hicieron!!! A ratos estupendo y a ratos horrible jajaja pero nos dejaron como una rosa y por fin nos iríamos a la cama!!!!
¡Qué bonito!
Hasta que hace un par de meses visité Myanmar, el sudeste asiático no me llamaba demasiado la atención y ahora ¡me encanta!
Seguiré leyendo vuestros post con atención!
Encantada de conoceros compañeras!
Muchísimas gracias por tu comentario!!! Engancha verdad? Yo tengo muchísimas ganas de volver y Birmania me obsesiona, tengo que ir si o siiii.
Un saludo