MASHHAD, la ciudad sagrada por excelencia.
Es la ciudad más sagrada del país. En ella se encuentra el mayor Haram (grupo de santuarios) dedicado al octavo imán chiíta, el imán Reza. A dicho complejo llegan millones de musulmanes chiítas al año, rememorando su muerte como si acabara de fallecer. Para nosotros, la visita a la tumba del imán fue una de las experiencias más bonitas, emotivas y fascinantes de los últimos años….vivir algo prohibido para nosotros sin buscarlo… una auténtica experiencia. Ahora te cuento cómo fueron surgiendo los acontecimientos….
Llegamos al aeropuerto procedentes de Shiraz, por 200.000 IRR fuimos en taxi hasta la zona del Haram.
Estuvimos un buen rato buscando hotel, es un destino de peregrinaje musulmán y se nota que está todo lleno. Al final nos quedamos en un hotel iraní por 2.000.000. Dejamos las mochilas y fuimos directos al Complejo de Haram.
Entramos por una de las puertas principales, la de Bab Al Ridá. Como en todos los complejos de este estilo, pensábamos que nos acompañaría un guía. Pero, al llegar a la entrada nos separamos, hombres a la derecha y mujeres a la izquierda. Para las mujeres el chador es obligatorio, como ya tenía mucha experiencia en ponérmelo, cogí uno de los que te prestan, me lo puse y pasé el control de seguridad. David esperaba al otro lado…que raro….a ninguno de los dos nos dijeron nada. La verdad, entre mi piel morena y la barba de David…pasábamos desapercibidos.
Dimos por hecho que la entrada era libre…así que fuimos totalmente libres para recorrer todo a nuestras anchas.
1.Gran Patio Razavi: un patio enorme, desde el cual se pueden disfrutas varias de las cúpulas. En el vimos el rezo del atardecer y nos dejó sin palabras.
2. Pórtico Imán Jomeini: una sala enorme, dedicada a la oración de hombres y mujeres. Lujosas alfombras cubrías los suelos, pero perdían importancia al mirar a los techos y paredes….todas ellas cubiertas de cristales….no dejó con la boca abierta. Era el inicio de una visita inolvidable.
3. Patio Kausar, Patio Azadi, Patio Jomhuri: todos ellos rodean al Santuario principal. En ellos las familias pasan al día, rezan, se relacionan…a primera vista parecen más lugares de ocio que de rezo. Según va cayendo la noche, todas las explanadas se cubren con alfombras y se convierte en un gran “rezódromo´´
4. El Santuario: Desde el patio Azadi las mujeres podían entrar al Santuario, donde se encuentra el cuerpo del imán. Me acerqué a ver la entrada y casi sin querer, arrastrada por el resto de mujeres me vi dentro. La sala desprende espiritualidad…veías como las mujeres llegaban llorando, emocionadas…hasta tocar las verjas que rodean al imán. El tiempo se paró, todo pasaba en cámara lenta. Olía a humanidad, a emoción, a incienso…. Fue un momento emocionante, muy místico.
Salí y vi a David… no se podía perder vivir una experiencia así, buscamos la puerta de entrada de los hombres y yo esperé fuera….salió emocionado.
5. Patio Enquelab: es donde comenzó a construirse todo el complejo. Es la plaza más antigua de todas. Desde ella se puede ver la magnífica cúpula de oro, bajo ella, el cadáver del Imán Reza. A esa plaza es donde los peregrinos dan por finalizado su peregrinaje. Es impactante verlos llegar en trance hasta las verjas. Estuvimos horas allí sentados, únicamente disfrutando del ambiente, de la gente…de repente llegaban haciendo ruido un grupo de Irán, por otro lado, entraba una familia con el cadáver de un familiar recién fallecido…. Las mujeres sentadas de cháchara sentadas en las alfombras, los niños jugando alrededor…. Un mundo tan diferente al nuestro y a la vez tan apasionante….
De repente, un ejército de chavales comenzó a poner alfombras en el suelo de todas las plazas, todos los presentes se iban ordenando para realiza la oración del atardecer. Los altavoces comenzaron a llamar a los creyentes, increíble esa llamada del rezo… nos quedamos atontados viendo a miles de personas a la vez en el momento del rezo.
Salimos fuera, me quedé con el chador que me habían prestado porque luego queríamos volver. Cenamos un kebab en las inmediaciones y… volvimos a entrar. Pasamos sin problemas el control de seguridad y volvimos e entrar y salir por todos los rincones, disfrutando de un entorno tan exótico, distinto, místico…. Recordamos esta experiencia como una de las mejores del viaje.
Cuando ya estábamos hartos de entrar y salir a capricho, decidimos ir al hotel. Compramos cosas para desayunar al día siguiente, como el avión salía a las 12,30 decidimos madrugar y volver a entrar al complejo religioso.
Al día siguiente, dejamos las mochilas en el hotel y fuimos directos a la entrada, pero esta vez no fuimos tan afortunados como el día anterior. Esta vez, en el control de seguridad, se dieron cuenta de que David no era musulmán (por qué llevaba las gafas de sol puestas) y nos dieron el alto. Como en todos los complejos religiosos del país nos hicieron ir con un “guía / cuidador´´. Nos hicieron un interrogatorio importante del motivo por el que queríamos visitar el Complejo religioso.
Nos dieron un paseo muy superficial por alguno de los patios. Por supuesto, nada de entrar en ningún sitio. Nos llevaron a una sala y nos pusieron un interesante vídeo del funcionamiento del complejo ( la mayor parte de las actividades se llevan a cabo por voluntarios), de su historia…. Fue muy interesante. Después nos dieron la opción de preguntar a un especialista sobre el Islam todas las dudas que tuviéramos.
Recogimos las mochilas y por 200.000 IRR cogimos un taxi hasta el aeropuerto. En este vuelo interno facturamos las mochilas para no tener problemas con los cristales de las cachimbas. Último destino: Teherán.
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